Entrevista a Dani García | Chef
¿Qué le ha traído a Ibiza?
La sinergia Ibiza-Marbella de toda de la vida. Son destinos hermanos, de diferente padre, pero de la misma madre. Tengo muchas conexiones aquí, conozco a los propietarios del Hotel Nobu de toda la vida. Ha habido muchos años de admiración y ahora he tenido la oportunidad de sentarme aquí con Nobu y cocinar juntos. No puedo estar en mejor sitio que en la bahía de Talamanca, viendo el atardecer, la ciudad de Dalt Vila y con el restaurante Nobu al lado.
¿Qué es Ibiza para usted?
Soy de la parte pacífica. La gente oye la palabra Ibiza y piensa en fiesta; para mí es lo contrario, significa estar en una cala, ver el mar de color turquesa, degustar una langosta o un bullit de peix. Es paz, confort y tranquilidad.
¿Qué espera de su nuevo restaurante ‘Bibo’ en la isla?
Aportar ese espíritu ‘Bibo’ a la isla. El éxito dependerá de si hemos mostrado bien nuestras otras marcas. En Marbella caben todas nuestras marcas. A Madrid y Barcelona también vamos, pero hay que trabajarlo más. Hay restaurantes ‘Bibo’ en Doha, Hawai y Miami, pero también es importante que los haya en Tarifa, Marbella e Ibiza, porque me gusta este tipo de sitios con magia.
Ha pasado de ser un súper chef con tres estrellas Michelín a fomentar un nuevo tipo de restaurantes.
La gastronomía es enorme, no hace falta centrarse solo en esa parte tan elitista, ahora damos de comer a 9.000 personas en un restaurante ‘Bibo’ y a 180.000 comensales al año, llegamos a más gente, comporta más experiencias de vida y otra forma de pasarlo bien. Tampoco hay que ir tan lejos a comer lo que el cocinero ha pensado en ese momento, la vida es mucho más sencilla y está para disfrutarla. He sido chef con tres estrellas Michelín; sin embargo, ahora no me encuentro peor por estar haciendo croquetas o cebiches.
¿Busca democratizar la cocina?
Podríamos decir que sí, porque abarcamos a mucha más gente, todavía tenemos ese punto de la alta cocina como elaborar el guacamole o el aguachí delante, en mesa. Hacemos el ‘ají amarillo’ para el cebiche amarillo como lo hemos aprendido de la alta cocina y estas recetas están democratizadas ahora en un sitio más sencillo, pero con calidad.
Después de esta montaña rusa de la fama a la sencillez, ¿con qué sueña?
Llevar mis marcas por todo el mundo, que fue el motivo por el que dejé la alta cocina. Hay un vídeo de tres minutos, que es muy representativo de la empresa, en el cual le comunico a mi equipo que vamos a dejar las tres estrellas y nos vamos a dedicar a otra cosa. En ese vídeo, de noviembre de 2018, comunicó que está muy bien llegar a lo más alto, pero en la vida se pueden hacer muchas cosas y me gustaría abarcar y llegar a otros lugares y a muchísima más gente. Sueño con eso y veo que muchísimo de lo que le dije a mi equipo en esos instantes se está cumpliendo, y eso me hace feliz.
¿Cómo ve el futuro de la cocina?
Más o menos como lo vemos ahora. Hemos marcado nuestro camino y sabemos lo que quiere el cliente. La alta cocina es para un restaurante japonés pequeñito en el que entran 15-20 personas. Creo más en la felicidad y el disfrute del cliente, en cosas ricas que no se tengan que explicar cien veces, en el restaurante divertido con música, en el que te lo puedas pasar bien, ver la puesta del sol, el ambiente, la gente, el mar, como éste en la bahía de Talamanca. Creo en ese tipo de cosas, como el ‘feeling’ que hay en Ibiza.
¿Cree en la sostenibilidad, el producto de km0?
Somos muy de darle el sello de cada sitio con sus productos locales.