La cocina basada en los productos de cercanía y de calidad son la base de la dieta mediterránea y por extensión de Formentera. El mar ofrece sus recursos con una gran variedad de pescado que se cocina de distinta forma según la época del año. La tierra también aporta lo suyo a través de la ganadería y de las huertas.
Cada año, la demanda de productos kilómetro cero aumenta y la respuesta es que, además del mercado payés del Centro ‘Gabrielet’, han proliferado los puestos de venta en las explotaciones agrarias.
La combinación de esos productos tratados con sabiduría, partiendo de la receta de la abuela, y pasados por el filtro de la modernidad dan como resultado una cocina con personalidad propia. Numerosos restaurantes apuestan por esta fórmula sin renunciar a ofrecer platos internacionales. Además, en el Pilar de la Mola y en es Cap de Barbaria, dos bodegas producen vinos de calidad.