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El disfrute integral del mar

La Savina cuenta con dos puertos deportivos que ofrecen sus instalaciones para el amarre de las embarcaciones que cada verano deciden navegar por estas aguas. Pero además existen varias empresas que se dedican al alquiler de todo tipo de embarcaciones, tanto con patrón como sin él.

Los charters náuticos que se ofrecen son otra posibilidad para descubrir la isla desde el mar, ya que permiten tener una visión totalmente distinta de la belleza de este entorno, como sus paisajes, acantilados y cuevas, que desde tierra son inaccesibles y que desde el mar se presentan como espacios vírgenes.

La aguas turquesas que rodean Formentera, gracias a la presencia de las praderas de posidonia, son el mayor atractivo para el turismo náutico. Existen además campos de boyas ecológicas en es Caló de s’Oli y en s’Espalmador que se pueden reservar a través de la página web del Govern balear.

Los patrones y la mayoría de las tripulaciones, tras años de campañas, ya han tomado conciencia de que no se puede fondear sobre las praderas de posidonia. Existe una ley balear que protege a esta planta marina, con sanciones a quienes la agreden. Además, la zona más sensible cuenta con un servicio de vigilancia y asesoramiento al fondeo.

Aquellos que quieran conocer y fotografíar los secretos que esconden los fondos marinos tienen a su alcance varias escuelas de buceo que facilitan todo el equipo y el transporte para realizar inmersiones de ensueño. Desde los principiantes hasta los más avanzandos encontrarán en las aguas de Formentera el entorno perfecto para la práctica de este deporte. La riqueza del ecosistema submarino es motivo constante de estudios y a lo largo del año se organizan misiones por parte de entidades científicas para profundizar en el estado de conservación del recurso natural más importante que tienen las Pitiüses, la posidonia.

Recorriendo el interior

Las vacaciones activas o de aventura relacionadas con la naturaleza tienen un espacio propio con infinitas posibilidades para satisfacer los gustos de los principiantes y de los más exigentes atletas y deportistas.

La bicicleta es una de las disciplinas que está en auge, especialmente la de montaña. Existe en toda la isla una red de caminos para la practica de este deporte con diferentes dificultades, aunque la gran mayoría son asequibles a todos los perfiles.

También se ha diseñado una red de 32 kilómetros de caminos rurales, señalizados y que permiten conocer el interior de la isla y pasar por los lugares históricos y patrimoniales de mayor interés.

Estos caminos verdes también se pueden recorrer a pie, pues el senderismo es otra de las actividades que crecen y que permiten conocer la isla en pocos días a un ritmo diferente. Los aficionados a la equitación pueden practicar su deporte en cualquiera de los centros que ofrecen este servicio.

Un campo de pruebas único

La naturaleza de Formentera permite practicar numerosos deportes en un entorno único. Empezando por todo lo que tiene que ver con el mar, en la Savina existe el Centro de Deportes Naúticos, donde se forma y se facilita la práctica de la vela ligera, el windsurf, el kite-surf y el kayac. Pero en la Savina también existen varios centros de submarinismo cuyo territorio natural se esconde en los fondos marinos. Un auténtico espectáculo con inmersiones de ensueño de la mano de los mejores profesionales.

A lo largo del año destacan varias pruebas deportivas, como la media maratón que cruza la isla desde el faro de la Mola a la Savina, que el pasado año no se pudo celebrar pero que vuelve este año, concretamente el 8 de octubre.

A mediados de mayo se celebró otra carrera de resistencia, Formentera All round Trail, una prueba de 72,5 kilómetros que discurrió por el perímetro litoral y pasó por todo tipo de paisajes.

Un mar en equilibrio

A nadie se le escapa que el litoral de Formentera es uno de los más codiciados del Mediterráneo para la náutica. Su infinitas posibilidades para el entretenimiento, sus aguas, sus fondos y su encanto han convertido sus aguas en un destino obligado. La actividad náutica de recreo que se genera en aguas de las Pitiüses tiene como destino o paso obligado el litoral de Formentera.

En el puerto de la Savina, dos puertos deportivos, que suman 155 amarres, ofrecen todos los servicios necesarios, entre esloras de ocho a 38 metros. Las tripulaciones que eligen este destino son cada vez más conscientes de que están en un entorno frágil, con una de las praderas de posidonia en mejor estado del Mediterráneo occidental.

Por eso los puertos deportivos se han implicado en ofrecer servicios para minimizar la huella ecológica, como el servicio de las aguas sucias de Marina de Formentera, en la Savina.

La cocina más cercana

Este año, en función de la evolución de la pandemia, las Jornadas Gastronómicas de Formentera, en la que participan una veintena de restaurantes se celebrarán los dos primeros fines de semana del mes de octubre. Se trata de una iniciativa en la que los establecimientos adheridos ofrecen menús a un precio cerrado de unos 20 euros (sin bebida).

La propuesta gira en torno a platos diseñados especialmente para las jornadas. Algunos restaurantes optan por presentar recetas tradicionales y otros, cada vez más, plantean versiones renovadas de los platos autóctonos. Los cocineros se esfuerzan en aportar nuevas visiones de las recetas de siempre, siempre cuidando la calidad del producto.

En definitiva, se trata de una oportunidad única para compartir un buen momento en torno a una mesa, degustando platos elaborados a un precio asequible. Las Jornadas se enmarcan dentro de la campaña de promoción que Turismo organiza al final de la temporada turística.

‘De la mar el mero y de la tierra el cordero’

Las aguas de Formentera esconden una gran variedad de peces que, capturados por la flota artesanal local, son los productos más demandados en los restaurantes. La calidad y la frescura están garantizadas. Entre los pescados y mariscos más solicitados están la langosta, el mero, la sirvia, el cabracho, el raor y todos los de roca.

Pero para comenzar una buena comida nada mejor que recurrir a un plato de supervivencia que se ha convertido en un clásico, como es la ensalada payesa, que incorpora el peix sec, resultado de un secado natural de musola, raya y pequeños tiburones. El campo también tiene sus secretos, como el cordero criado en la isla.

La despensa del mar y de la tierra

La cocina basada en los productos de cercanía y de calidad son la base de la dieta mediterránea y por extensión de Formentera. El mar ofrece sus recursos con una gran variedad de pescado que se cocina de distinta forma según la época del año. La tierra también aporta lo suyo a través de la ganadería y de las huertas.

Cada año, la demanda de productos kilómetro cero aumenta y la respuesta es que, además del mercado payés del Centro ‘Gabrielet’, han proliferado los puestos de venta en las explotaciones agrarias.

La combinación de esos productos tratados con sabiduría, partiendo de la receta de la abuela, y pasados por el filtro de la modernidad dan como resultado una cocina con personalidad propia. Numerosos restaurantes apuestan por esta fórmula sin renunciar a ofrecer platos internacionales. Además, en el Pilar de la Mola y en es Cap de Barbaria, dos bodegas producen vinos de calidad.

Langosta con huevos y colección de arroces

La langosta con huevos fritos y ajo, un plato sencillo y básico, se ha convertido en uno de los más demandados del verano, especialmente en los restaurantes especializados en este producto mediterráneo. Pero este crustáceo, tan apreciado, también se comparte con el arroz. En ses Illetes se encuentran varios establecimientos que se han convertido en clásicos pero que no por ello renuncian a incorporar en sus cartas apuestas más modernas y siempre de calidad.

Es Molí de Sal y el quiosco el Pirata, en la misma playa de ses Illetes, son un ejemplo, así como los restaurantes Juan y Andrea, es Ministre y el Tanga, que, en un entorno privilegiado, son otras alternativas en esta zona del Parque Natural de ses Salines para disfrutar de los mejores platos. Es Caló es otro de los lugares donde el arroz en todas sus variantes es cocinado con mimo. El Pascual, Rafaelet y es Caló son establecimientos en los se cocinan las esencias del Mediterráneo.

La playa de Migjorn acoge igualmente una larga lista de establecimientos, como el restaurante de la Casa Pachá, es Codol Forradat, es Vogamarí, el Gecko y la Casbah.

Kioscos abiertos todo el año

Uno de los atractivos que tiene el litoral de Formentera son sus chiringuitos. Si dejamos de lado los restaurantes que están en primera línea de playa, la alternativa de los quioscos es una de las mejores soluciones para disfrutar de la playa en un ambiente relajado. Existen ocho chiringuitos de playa que están abiertos todo el año, aunque en invierno solo los fines de semana y dependiendo de las condiciones meteorológicas.

En la playa de Migjorn podemos encontrar el quiosco Bartolo, un balcón colgado sobre la cala de es Caló des Mort; la Franja, en es Arenals; el Pirata bus es uno de los más antiguos; y el Lucky y el 62, imprescindibles para encontrar ambiente alternativo. Cada uno de ellos tiene su propio ambiente y personalidad, pero todos comparten la informalidad de su oferta.

La playa de Cala Saona también cuenta con su quiosco, que lleva el mismo nombre; en es Pujols está el People Formentera, y en las inmediaciones de la playa de esta localidad está s’Abeuradeta, al refugio de un bosque de sabinas.

Pero estos establecimientos no solo están abiertos en invierno: en verano son auténticos lugares de peregrinación con el correspondiente aperitivo, especialmente a la hora de la puesta de sol.

Cada uno tiene su estilo, pero todos comparten la conexión con el entorno en el que están, además de ser lugares de encuentro donde compartir desde un refresco a un combinado se convierte en una experiencia inolvidable. Estos espacios de ocio son imprescindibles para muchos visitantes que piensan que sin chiringuito no hay verano.

Sobriedad, tradición y diseño

La arquitectura de Formentera nace de la necesidad de adaptar las viviendas a un territorio con pocos recursos vinculado a la agricultura y la ganadería. Por eso, las casas más antiguas siguen el mismo patrón constructivo basado en la sobriedad y la sencillez para dar respuesta a las necesidades del día a día de una sociedad rural. Todas ellas forman parte del Catálogo insular del Patrimonio con distintos grados de protección, lo que en la mayoría de las ocasiones obliga a los propietarios a utilizar los materiales originales cuando quieren reformarlas.

Estas casas, que forman parte del ADN local, son de gruesos muros, levantados con piedras y mortero de cal. Las más antiguas son de cubierta plana, con la suficiente pendiente como para recuperar el agua de lluvia, que va a parar a la cisterna. En una segunda época aparecen las cubiertas a dos aguas. La distribución interna se caracteriza por una amplia estancia principal, que incorporaba en uno de sus lados una gran chimenea en torno a la cual giraba la vida familiar.

De este espacio salían varias habitaciones, también había altillos, a los que se accede por una escalera interior. En el exterior había corrales para cobijar al ganado y las dependencias propias asociadas a las explotaciones agrarias. Con el paso del tiempo y la llegada del turismo muchas de estas casas se han convertido en villas de lujo.

Otras, de nueva construcción, han incorporado nuevos materiales y diseños de vanguardia de la mano de jóvenes arquitectos que han sabido mezclar el conocimiento de la tradición y la integración en el paisaje en proyectos que pueden parecer anacrónicos pero que marcan el futuro de las segundas residencias.

En el recuerdo queda el arquitecto e ingeniero francés Enry Quillé, que apostó a final del siglo XX por las casas autosuficientes, con placas solares y molinos eólicos, un modelo que ahora se intenta recuperar.

En contacto directo con la isla

Las viviendas turísticas y las estancias turísticas son las ofertas de alojamiento que en los últimos años están teniendo más crecimiento. Esta opción para pasar las vacaciones es ideal para familias enteras o grupos de amigos que quieren compartir sus vacaciones bajo el mismo techo, con lo que implica de experiencia de convivencia.

Existen varios catálogos con este tipo de oferta y numerosas páginas web, pero siempre es recomendable comprobar que la casa cuenta con el corespondiente número de registro de su actividad.

Este tipo de casas, generalmente situadas en áreas diseminadas y en medio del entorno rural, ofrecen a sus moradores un contacto directo con el campo sin renunciar a todas las comodidades que se suelen incluir en este tipo de viviendas.

También existen apartamentos y viviendas turísticas situadas en enclaves de privilegio y cerca de las playas que ofrecen estancias cómodas y ajustadas a su oferta.