Ibiza es sinónimo de vanguardia, de modernidad y, sobre todo, de historia. Una historia forjada en sa Caleta, un lugar estratégico donde los fenicios se asentaron en el 700 a.C. Años después la abandonarían para fundar la ciudad de nombre Ibossim, que más tarde denominarían Ebusus, ya bajo el Imperio Romano. Como lugar cotizado y estratégico, la isla fue invadida por los vándalos hasta que fueron derrotados por el Imperio Bizantino.
En el año 902 llegó la ocupación musulmana y, con ella, el cambio de nombre a Madina Yabisa. En 1235, las tropas catalanas conquistaron la isla y levantaron las murallas que, a día de hoy, siguen protegiendo la ciudad antigua. De aquella época, Ibiza conserva numerosos monumentos y enclaves históricos, que han sido merecedores de ser declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Libertad, hospitalidad y tranquilidad son sensaciones vinculadas desde siempre a la isla de Ibiza. Lo vivieron los hippies, en los años 60, llegados desde toda Europa y lo experimentaron los primeros turistas, una década después.
A día de hoy, las sensaciones siguen siendo las mismas a pesar de la evolución de la industria turística. Una industria que se ha ido amoldando a los tiempos con el objetivo de ofrecer la mejor de las experiencias a los visitantes que llegan año tras año. Música y relax, naturaleza y playa o cultura y sol son binomios que casan a la perfección en este paraíso del Mediterráneo de algo más de 570 kilómetros cuadrados.
Una isla capaz de aglutinar multitud de alternativas, entre las que la gastronomía, el deporte o el ocio tienen un papel protagonista. Los millones de turistas que eligen Ibiza para disfrutar de sus vacaciones han convertido a la isla en un destino de referencia mundial porque Ibiza tiene la capacidad de evolucionar, sorprender, de innovar y, sobre todo, de mejorar.