Una isla frágil

Formentera inicia la segunda década del siglo XXI con el reto de consolidar su modelo de movilidad, que regula la entrada de coches en los meses de julio y agosto.

Esta iniciativa permitió el pasado año que el tráfico rodado no creciera. Al mismo tiempo se detectó un incremento del uso del transporte público, que se refuerza en verano con líneas que unen el puerto con las principales localidades, núcleos turísticos, playas y lugares de interés. Al mismo tiempo se detectó una tendencia al alza del uso de las bicicletas.

El tramo más largo de carretera, de la Savina a la Mola, tiene 19,5 kilómetros y la red de carreteras suma 33 kilómetros. Sin embargo, en pleno mes de agosto llegan a circular unos 20.000 vehículos.

Para que la experiencia de las vacaciones en Formentera sea completa, el visitante deberá elegir qué medio de transporte usa en un territorio frágil, de pequeñas dimensiones y que permite mantener un estrecho contacto con una naturaleza casi salvaje.